Las actividades manuales son el mejor
pasatiempo para que los niños desarrollen su imaginación y fantasía, a la vez
que enriquecen su capacidad intelectual. En estos primeros años de vida de un niño se
estructuran su desarrollo físico, psicológico, cultural, cognitivo y social.
Durante este tiempo, el cerebro, además de crecer, recibe del entorno la
información esencial que utilizará durante el resto de la vida. Por eso, es
clave que en esta etapa los niños reciban una atención integral que satisfaga
no solo sus necesidades físicas y emocionales, sino aquellas relacionadas con
el aprendizaje y el desarrollo de habilidades.
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